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Català

viernes, 28 de octubre de 2011

13. Estampillas por doquier



   Tradicionalmente, las superficies postales han llegado a su destino llevando marcas dejadas por “sellos de goma”, estampillas, que emplean los servicios de correos. Pero durante la guerra civil aparecen estampillas por doquier; la del servicio de correos de salida, la del de llegada, la de la censura del lugar de salida y el de la llegada, la de la institución del remitente (prisión, hospital, unidad) etc. En la zona nacional se generalizó además el uso de estampillas de propaganda patriótica. El escribir a mano repetidamente los vítores habituales era pesado, por lo que resultaba más cómodo utilizar estampillas ad hoc. Eran una versión industrializada de los eslóganes escritos a mano. Cuando el volumen de correspondencia a enviar era elevado, como por ejemplo en el caso de muchos comercios o empresas, si no se disponía de tarjetas o sobres con impresiones patrióticas, se recurría a la estampilla. A veces esas estampillas de propaganda no eran estampadas por el remitente, sino por censores que no se limitaban a dejar la fría marca estampillada de la censura sino que imponían patriotismo por medio de eslóganes.






   Se hicieron muy populares las estampillas que reproducían el rostro del Caudillo y añadían los Saludo, Viva y Arriba de rigor. En los primeros meses de posguerra estas estampillas se vendían en grandes cantidades, y en 1942 aún tenían buen mercado. Esas mismas imágenes y eslóganes se estampaban en las paredes de ciudades y pueblos. Las decenas de miles de estampillas que se fabricaron eran siempre variantes de unos pocos modelos básicos. El limitadísimo repertorio de eslóganes que aparece en las estampillas es el mismo que el de la escritura manual, de los sellos, de las tarjetas y los sobres. Era una constante reiteración de las imágenes y eslóganes producidos por el Servicio Nacional de Propaganda.




   Las empresas dedicadas a la fabricación de estampillas tenían muchísimo trabajo en los nuevos tiempos. Vemos aquí dos catálogos. El de la izquierda muestra estampillas y pegatinas de una empresa de Vitoria, editado en los primeros meses de la guerra, antes de la unificación de Falange con los Requetés y de la proclamación de Franco como Generalísimo y Jefe del nuevo Estado (abril 1937). El de la derecha ofrece “artículos de máxima actualidad”: carteles patrióticos, crucifijos para escuelas, distintivos patrióticos, estampillas y pegatinas.



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